miércoles, 31 de octubre de 2012

La Vela que se Apaga.
Se había ido la luz en el vecindario aquella noche, por lo que colocamos velas en algunos lugares estratégicos de la casa para poder movernos con algo de seguridad. Me senté en el comedor, frente a una vela que, tras mucho uso anterior, parecía llegar al final de su existencia. La llama de la vela luchaba por mantenerse encendida. Al contemplar la endeble llamita, me puse a reflexionar que nuestras vidas, al llegarles su ocaso, son semejantes a aquella llamita.

Mi madre estaba sentada al otro extremo de la mesa, contando algunas anécdotas sobre sus incursiones evangelistas. Ella me compartía que, de unos años para acá, no permitía que persona alguna se le escapase sin que pudiera compartirle acerca de su amigo, Jesús.

Ella se había vuelto tenaz en lo que tenía que ver con su compromiso de fe. De hecho, en una ocasión, le enseñó a un loro suyo a predicar… de manera que, cada vez que el loro se sentía alegre, gritaba con una claridad impresionante: “Arrepiéntete, pecador; Cristo te ama”.

La escuchaba reflexionar cómo había perdido tanto tiempo durante su juventud, permitiendo que la vida pasase sin mayor bendición ni para ella ni para los que la rodeaban. Concluyó: “¡No hay tiempo que perder!”

Mientras ella hablaba, la veía y no podía menos que comparar su testimonio con el de la llamita de la vela. Mi madre, al igual que la llamita, luchaba por mantenerse como bendición. Esta, por haberse consumido la parafina, aquella en medio de sus luchas contra la enfermedad y la debilidad propia de los años. Pero ambas decididas a no rendirse…

Mi madre está convencida que el Señor habrá de valorar su servicio, aunque insignificante para muchos hoy, del otro lado del cielo. Sin importar cuánto de la vela de tu vida ya se ha consumido, atrevámonos a llevar adelante la honrosa labor de quien comparte la historia más grande jamás contada, la de Aquel que, siendo la luz del mundo, vino a sacarnos de la oscuridad del pecado para que, brillando para El, nos enfrentemos al futuro con la certeza de un trabajo bien hecho. Anita Irigoyen

¿Sabías que tú eres también una vela? No dejes que se apague. Hay multitudes viviendo en tinieblas esperando que les compartas tu luz. NO dejes que tu vela se apague.

La lámpara del cuerpo es el ojo; así que, si tu ojo es bueno, todo tu cuerpo estará lleno de luz. Mateo 6:22.

Así que, si todo tu cuerpo está lleno de luz, no teniendo parte alguna de tinieblas, será todo luminoso, como cuando una lámpara te alumbra con su resplandor. Lucas 11:36.
VIVIR DE PRESTADOpor el Hermano Pablo

Durante dos años y medio se dio la gran vida. Compró ropa fina en la tienda Harrod's de Londres, una de las más caras del mundo. Cuando voló en avión, lo hizo siempre en primera clase. Visitó todos los lugares turísticos de Europa. Se alojó sólo en hoteles de cinco estrellas y pagó fiestas suntuosas para todos sus amigos.
Sin embargo, a los dos años se le acabó de golpe esa gran vida. Mark Aklon, de dieciocho años de edad, tuvo que rendir cuentas a la justicia por haber hurtado la tarjeta de crédito de su padre, un millonario inglés. Debía a la tarjeta nada menos que setecientos cincuenta mil dólares. Locamente había «vivido de prestado».
Desgraciadamente, el caso de este joven inglés no es único. Tuvo la suerte, o la desgracia, de ser hijo de un padre muy rico y de llevar su mismo nombre. Durante más de dos años vivió a lo rico con amigos y amigas, paseando por casi toda Europa. Hasta que un día todo se le acabó. La tarjeta fue cancelada.
«Vivir de prestado» significa vivir usando algo a lo cual no tenemos derecho. Significa vivir con lo que no nos hemos ganado con nuestro propio esfuerzo o por nuestros propios méritos. Un hombre al cual se le hizo un trasplante de corazón, y vivió ocho años más, dijo: «Estoy viviendo de prestado», y tenía razón. Esos ocho años extras de su vida fueron un préstamo.
La humanidad entera está viviendo de prestado. Vive a crédito. La vida que todos recibimos al nacer no es realmente una vida propia. No somos nosotros mismos autores de ella. Es una vida prestada, que Dios nos presta a cada uno, dándonos con ella voluntad propia. Podemos usarla obedeciendo las leyes divinas u obedeciendo antojos egoístas.
La salud, la inteligencia, la capacidad de trabajo, los días de nuestra vida, todo eso no es realmente nuestro. Es algo que nuestro Creador nos ha prestado, como quien invierte capital en una empresa y espera recibir créditos de la inversión.
Esa es la vida nuestra. Llegará el día cuando nuestro tiempo se acabará y Dios reclamará lo que es suyo. En ese día tendremos que devolver el aliento que Él nos dio. Por eso es importantísimo que ahora, en vida, nos preguntemos: ¿Qué le presentaré entonces a Dios? ¿Una vida pecaminosa, destrozada, contaminada e inútil, o una vida recta, decente, honesta y limpia?
En humilde contrición, digámosle a Cristo que aceptamos su muerte en el Calvario en sustitución por nuestros pecados. Él entonces nos presentará ante su Padre en calidad de personas regeneradas por su sangre preciosa. Esa es la vida que Dios aceptará.
La Verdad del Fracaso Fracasar no significa que somos fracasados… lo que sí significa es que todavía no hemos triunfado.
Fracasar no significa que no hayamos logrado nada… lo que sí significa es que hemos aprendido algo.
Fracasar no significa que hemos sido unos tontos… lo que sí significa es que teníamos mucha fe.
Fracasar no significa que nos hemos desgraciado… lo que sí significa es que estuvimos dispuestos a intentarlo. Fracasar no significa que no tenemos lo que se necesita… lo que sí significa es que necesitamos hacer algo de manera diferente.
Fracasar no significa que somos inferiores… lo que sí significa es que no somos perfectos.
Fracasar no significa que hemos desperdiciado nuestra vida… lo que sí significa es que tenemos una razón para comenzar
de nuevo.
Fracasar no significa que debiéramos rendirnos… lo que sí significa es que debemos intentarlo con más fuerza.
Fracasar no significa que nunca lo lograremos… lo que sí significa es que nos tomará un poquito más de tiempo.
Aún cuando tu caída haya sido desastrosa, recuerda que Dios saca provecho de todo, si con mi corazón humilde, reconozco y me dejo guiar por su mano poderosa.
Dios me libró de caer en la tumba;¡estoy vivo y disfruto de la luz! Job 33:28
Sólo una cosa te pido: si acaso llego a caer, no les concedas el gusto de burlarse de mí. Salmo 38:16
Yo estuve a punto de caer,y poco me faltó para que resbalara. Salmo 73:2
Dios Bendice cuando Das lo Mejor de Tipor Rick Warren
“Siervos, obedezcan en todo a sus amos en la tierra, no para ser vistos, como los que quieren agradar a los hombres, sino con sinceridad de corazón, temiendo al Señor.” (Colosenses 3:22 NBLH)
Si quieres que tu trabajo sea bendecido por Dios, tienes que superar lo que se espera de ti. No importa lo que hagas, si eres un conductor de camión, un abogado, un cocinero o un maestro, haz más que el mínimo. No te limites a solo cumplir.
Dios quiere que tú vayas más allá de lo normal y superar lo que se requiere de ti. Nuestro versículo de hoy nos dice que debemos superar las expectativas de tu jefe, para superar las expectativas de tus clientes. Esa es la clase de trabajo que Dios bendice.
Vivimos en una cultura de la mediocridad. ¿Cuántas veces nos quejamos de la mano de obra de mala calidad o mal servicio o calidad inferior? Los estadounidenses solían sentirse orgullosos de su oficio, pero hoy se han convertido en unos, que simplemente están sobreviviendo. Así que muchas personas sólo ponen su tiempo, hacen lo mínimo que se requiere de ellos, obteniendo algo por el menor esfuerzo posible.
Esa es la mala noticia. La buena noticia es que esto hace que sea muy fácil sobresalir en el trabajo. Cada vez que te enorgullezcas de tu trabajo y decides hacer más de lo esperado, podrás subir a la cima.
Otra razón por la que debemos superarnos en nuestro trabajo es porque representamos a Jesucristo. Y Jesús dijo: “Si alguien te obliga a llevarle la carga un kilómetro, llévasela dos.” (Mateo 5:41 NVI). Excede lo que se espera de ti y verás que Dios te bendecirá.
¿Qué tipo de resultados consigues cuando “te limitas a cumplir” en la actitud hacia el trabajo?
 ¿Cómo crees que tus compañeros de trabajo describirían tu ética de trabajo?
Debes Preocuparte por Tus Compañeros de Trabajopor Rick Warren
“Todo lo que hagan, háganlo con amor.” (1 Corintios 16:14 TLA)
Una de las claves más importantes para recibir el favor de Dios en tu trabajo es esta: Debes preocuparte por las personas con quien trabajas. Incluso cuando sean irritantes, incluso cuando no te agraden, incluso cuando se burlen de ti, incluso cuando te aparten por ser un cristiano, aun así debes ser un amigo para ellos.
¿Por qué esto es tan importante para el éxito? Porque la enseñanza numero uno en la vida, la razón número uno por la que Dios te puso aquí en tierra, es para que aprendas a amar. Dios es amor, y quiere que tú seas como Él.
Es fácil amar a las personas que te agradan, las personas que son fáciles de tratar. Pero si Dios te va a enseñar el verdadero amor, tienes que darte cuenta de que te va a poner a tu alrededor personas desagradables.
“Y hagan todo con amor.” (1 Corintios 16:14 NTV). Esto quiere decir, en la oficina, en el carro, en las llamadas de ventas – lo que sea. La buena noticia es que realmente esto no es difícil. Es fácil subestimar el poder de una palabra amable, una sonrisa, una palmadita en la espalda, un cumplido genuino, una palabra de aliento, o un oído atento.
He visto tantas vidas cambiadas cuando alguien toma tiempo para prestarles atención. No hay una persona en este planeta que no esté hambrienta por atención. Sin embargo, es difícil de encontrar una persona bondadosa.
El Aposto Pablo dice esto, “No cuento con nadie como Timoteo, quien se preocupa genuinamente por el bienestar de ustedes.”(Filipenses 2:20 NTV). ¿Suena esto como a tu lugar de trabajo? ¿O es que todos buscan sus propios intereses y no los de los demás? Los que realmente se preocupan son conscientes.
Habla sobre esto
Piensa en alguien en el trabajo que probablemente necesite un gesto o una palabra amable. Esta semana, ¿Cómo vas a demostrarle que te importa?

¿Es difícil para ti ser una persona preocupada y estar al tanto de los demás por encima de las exigencias de tu trabajo? ¿Por qué crees que es así?

martes, 30 de octubre de 2012

El Amor y la presión

Llegar a casa y recibir el abrazo del hombre o la mujer que uno ama reduce la presión arterial precipitada por una jornada laboral estresante, señala un nuevo estudio.
La investigación realizada por la Universidad de Toronto y dada a conocer durante una reunión de la Asociación Estadounidense del Corazón, monitoreó a 216 hombres y mujeres a lo largo de un año.
Todos tenían entre 40 y 65 años y habían estado viviendo en pareja durante los últimos seis meses. Al comienzo del estudio, se monitoreó la presión sanguínea de los participantes a lo largo de 24 horas, durante un día laboral.
También se asesoró el nivel de stress que cada uno enfrentaba en su trabajo. Y a través de otra prueba se evaluó la “cohesión marital” de los mismos.
El estudio encontró que aquellos que tenían trabajos demandantes, pero también tenían contención conyugal, vieron decaer levemente su nivel de presión arterial.
Mientras que aquellos con trabajos estresantes que no contaban con apoyo en casa, padecieron el esperado aumento de presión.
Los científicos a cargo del estudio señalaron que estos resultados son significativos, en vista de que la presión sanguínea suele subir naturalmente con el paso de los años.
Fuente: BBC. Redacción: ACPress.net
La Biblia siempre tiene la razón y habla continuamente de la importancia de amar. El amor si tiene efecto en todas las áreas de nuestra vida. Muchos males que hoy aquejan a la humanidad están enraizadas en la amargura, el odio y el resentimiento. Que te parece si hoy, cuando llegue a casa, le estabilizas la presión arterial a aquellos que viven contigo, con un cálido abrazo? Pruebalo, es buen remedio.
El amor es paciente, es bondadoso. El amor no es envidioso ni jactancioso ni orgulloso.
No se comporta con rudeza, no es egoísta, no se enoja fácilmente, no guarda rencor.
El amor no se deleita en la maldad sino que se regocija con la verdad.
Todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.
El amor jamás se extingue, mientras que el don de profecía cesará, el de lenguas será silenciado y el de conocimiento desaparecerá.
I Cor 13:4-8
Permanecer firme Lectura: 1 Reyes 11:1-13
… resplandecéis como luminares en el mundo; asidos de la palabra de vida… —Filipenses 2:15-16
Mientras esperaba para girar a la derecha en un cruce muy transitado, apareció una ambulancia en la cima de una colina, a toda velocidad y en la misma dirección que yo. Alguien tocó la bocina desde atrás para que yo avanzara. Sabía que la ambulancia no se detendría y que, si giraba, podría ocurrir un desastre. Así que, mantuve el pie en el freno y me quedé donde estaba.
Espiritualmente hablando, debemos «quedarnos donde estamos» y permanecer fieles a Dios aunque los demás nos presionen. El rey Salomón tuvo que aprender esto a la fuerza. Comenzó su reinado pidiéndole a Dios sabiduría (1 Reyes 3:9), y su oración al dedicar el templo reveló su lealtad (8:23, 61), pero no mantuvo su consagración. Se casó con muchas mujeres extranjeras que, a la larga, lo indujeron a adorar a otros dioses. Cerca del final de su vida, «su corazón no era perfecto con el Señor su Dios» (1 Reyes 11:1-6; Nehemías 13:26).
En la actualidad, al igual que en los tiempos antiguos, la gente puede inducirnos a ser desleales a Dios y su verdad. Sin embargo, con la ayuda del Señor, podemos permanecer aferrados a la palabra de vida (Filipenses 2:16). Si te sientes presionado a entrar en una peligrosa intersección de creencias, estudia la Palabra de Dios, ponte su armadura (Efesios 6:10-18) y pídele al Espíritu Santo que te ayude (1 Corintios 2:10-12). Después, permanece firme con tus hermanos en Cristo.
—JBS
Para evitar que te empujen hacia el error, mantente bien aferrado a la verdad.
Ordenes de Federico el Grande.
 
Antes de la batalla de Lutzen, en la que ochenta mil austriacos fueron derrotados por treinta y cinco mil prusianos a las órdenes de Federico el Grande, este monarca ordenó a sus oficiales que guardaran silencio y que le prestaran atención; y se dirigió a ellos de la manera siguiente:

“Mañana tendremos que presentar una ruda batalla al enemigo y en esta solemne ocasión se decidirá cuál ha de ser el porvenir de los señores de Silesia, y quiero que cada uno de vosotros se interese, muy especialmente en esta ocasión, en el cumplimiento de su deber…

Sé que entre los que me escucháis no se encuentra ni uno que no esté capacitado para realizar actos de heroísmo y que al mismo tiempo todos vosotros os encontráis capacitados también para sacrificaros por el bien de vuestro rey, de vuestra patria y de vuestros propios intereses.

Yo me encontraré recorriendo mis batallones de la vanguardia a la retaguardia, de una ala a la otra; y a todo aquel que encuentre ocupado en el cumplimiento de su deber, lo llenaré de gloria y honores.”

Jesús ha dado órdenes a sus seguidores y Él espera que sus discípulos las cumplan con pasión y amor. Lo estás haciendo hoy?

Observen mis decretos, y tengan reverencia por mi santuario. Yo soy el Señor. Levítico 19:30

Tú, por el contrario, sé prudente en todas las circunstancias, soporta los sufrimientos, dedícate a la evangelización; cumple con los deberes de tu ministerio. 1 Timoteo 4:5
 

lunes, 29 de octubre de 2012

EL POZO DE LA CAÍDApor Carlos Rey

El fatigado caminante se sentó en el borde de piedra de un viejo pozo. Sólo quería descansar el cuerpo pero, sorprendido por el cansancio, se entregó al sueño. Ya anochecía cuando lo traicionó la espalda, resbalando al apoyo y precipitándolo al vacío. No alcanzó a gritar ni tuvo la suerte de engancharse en una de las salientes del resbaladizo interior, sino que éstas lo rechazaron sistemáticamente en su brutal descenso hacia el fondo del pozo.
En cuanto encontró la superficie del agua negra como la noche, comenzó el tortuoso ascenso. No obstante el intenso dolor que sentía en los huesos, se arrastró poco a poco, lentamente escalando aquel húmedo cilindro. Fijando la mirada arriba, le parecía inalcanzable el exterior donde se divisaba la tenue luz de una estrella. Con la carne molida, batiéndose entre la esperanza y el desaliento, coronó exhausto el brocal. Concluyendo, al parecer, su martirio, logró sacar medio cuerpo fuera del implacable pozo.
En eso vio la sombra de alguien que pasaba, sin duda algún vecino, así que hizo un último esfuerzo por pedir auxilio. Lastimosamente el tal vecino, un gaucho de la región, no comprendió el trágico llamado del moribundo. Confundiéndolo con un fantasma, el espantado gaucho se santiguó y, mientras el infeliz espectro de caminante hacía esfuerzos sobrehumanos para pronunciar palabra alguna, el gaucho le lanzó una enorme piedra que le dio en la frente, asestándole el golpe de gracia.
Según las palabras del eximio cuentista argentino Ricardo Güiraldes, ante los mismísimos ojos del desconcertado gaucho, «aquella visión de infierno desapareció como sorbida por la tierra. Ahora [toda la región] conoce el pozo maldito, y sobre su brocal, desdentado por los años de abandono, una cruz de madera semipodrida defiende a los cristianos contra las apariciones del malo.»1
¿Será posible que, al igual que aquel gaucho, también nosotros representemos la última esperanza de salvación de algún desafortunado caminante en nuestra vida? Si es así, más vale que reconozcamos lo que de veras está pasando. Dios espera que le tendamos la mano a ese caminante y no que lo echemos de nuevo al pozo de la muerte espiritual. Eso fue lo que hizo su Hijo Jesucristo al perdonar a la mujer sorprendida en adulterio, a la que los fariseos hubieran matado de más de una pedrada. Porque «Dios no envió a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para salvarlo por medio de él.»2 Y ahora Cristo quiere que nosotros sigamos su ejemplo, levantando al más caído en lugar de condenarlo por su desatino. Cuando nos encontremos con caminantes que han caído, tendámosles la mano. Así podremos decirles: «Al igual que Cristo, que no vino para condenarte sino para salvarte, “tampoco yo te condeno”.»3
Crecer en el Carácter no en los Logrospor Rick Warren
“Nos alegramos al enfrentar pruebas y dificultades porque sabemos que nos ayudan a desarrollar resistencia. Y la resistencia desarrolla firmeza de carácter, y el carácter fortalece nuestra esperanza segura de salvación.” (Romanos 5:3-4 NTV)
No te llevarás tu trabajo al cielo. No te llevarás tu reloj de oro o algún trofeo al cielo. Irás solo tú, así que deseas desarrollar tu carácter, porque Dios está más interesado en lo que eres que en lo que haces.
Lee de Nuevo el versículo de hoy, porque algunas personas tienen un concepto equivocado sobre la tentación. Piensan que al convertirse en cristianos deberían estar por encima de la tentación.
Es importante darse cuenta que nunca estarás fuera del alcance de la tentación. De hecho, entre más cerca estés de Dios, mayor enemigo serás de satanás y por lo tanto más intentará tentarte. La buena noticia es que Dios te ofrece una fuerza superior para resistirla.
Cuando eres tentado en el trabajo — de ser áspero, de enojarte, de ser orgulloso o codicioso — recuerda que cada tentación no solo es una oportunidad de hacer el bien; es también una oportunidad de crecer en carácter.
Por ejemplo, cuando un compañero de trabajo es molesto, la tentación para ti es, el molestarte con esa persona. Pero la Biblia enseña que bendigamos a los que nos maldicen y oremos por los que nos ofenden.

Así que en lugar de enojarnos, usémoslo como una oportunidad de agradar a Dios. En primer lugar, a satanás le molestará que agrades a Dios y entre más agrades a Dios en esa tentación, entonces, satanás dejará de usar esa tentación en tu vida.
Y segundo, te encontrarás a ti mismo creciendo naturalmente en carácter cristiano al aplicar la palabra de Dios en tu vida.
¿Cuáles versículos de la biblia retienes en tu corazón que te ayuden a resistir la tentación?

¿Como podrías enfocarte más en crecer en carácter, que en alcanzar logros
«NO CONFÍO EN LOS HOMBRES»por Carlos Rey

En este mensaje tratamos el caso de una mujer que «descargó su conciencia» en nuestro sitio www.conciencia.net. Lo hizo de manera anónima, como pedimos que se haga; así que, a pesar de que nunca se lo había contado a nadie, nos autorizó a que la citáramos, como sigue:
«Era yo de ocho años de edad cuando un joven de aproximadamente diecisiete años abusó de mí sexualmente. No lo conté a nadie, ni [siquiera] a mi madre.... Desde entonces no confío en los hombres.
»Ahora tengo veintiún años de edad. Tengo muchos amigos, pero no dejo de desconfiar de ellos, pues tengo mucho miedo, miedo a que alguien ponga otra vez sus manos en mi cuerpo. Muchos jóvenes me pretenden, incluso me proponen matrimonio, pero no quiero que se me acerquen mucho.
»¿Cómo hago para poder de alguna manera olvidar lo que pasó aquel día? Pues no quiero vivir odiando siempre a los hombres.»
Este es el consejo que le dimos:
«Estimada amiga:
»¡Cuánto lamentamos la horrible experiencia que usted sufrió hace trece años, y las consecuencias que sigue sufriendo todavía!...
»Uno de los problemas en su caso en particular es que usted no se lo contó a nadie. Como niña, usted estaba tratando de protegerse al guardar el secreto. Pero como adulta, el secreto tiene que revelarse para que usted pueda afrontarlo. Si tiene una médica a la que consulta con cierta frecuencia, esa es la primera persona a quien debe contarle lo sucedido. Ella puede recomendarle a una terapeuta profesional que tenga la preparación para ayudar a víctimas de abuso sexual....
»A los ocho años de edad, usted sabía que lo que ocurrió era malo, pero no tenía la lógica para comprender que no era culpa suya. Ahora que es adulta, puede comprender que no tiene nada de qué estar avergonzada. Usted no hizo nada malo. No hay nada por lo que tenga de qué sentirse culpable. Así que no hay razón alguna para guardar el secreto a sus seres queridos. Una vez que se lo haya contado a alguien, será más fácil contárselo después a cualquier miembro de su familia o a una amiga íntima....
»Es bueno que una joven soltera no permita que los hombres la toquen. Usted se ha mantenido pura para ese hombre especial con el que ha de casarse algún día. Pero aún antes de considerar siquiera el matrimonio, usted debe llegar a conocer a ese hombre a tal grado que pueda ser sincera con él sin temor alguno. Él necesita saber lo que le pasó a usted y, si es el que a usted le conviene, reaccionará con tanta paciencia y amabilidad que usted podrá confiar en él. Mientras tanto, exija que los hombres la respeten de manera que guarden la distancia que usted necesita.
»Hay Otro con quien usted puede hablar cuando quiera sin temor alguno. Él ya sabe lo que le ocurrió, pero está esperando a que usted le pida ayuda. Él la creó, la ama y siente una compasión profunda por lo que le ha sucedido.1 Hable con Dios hoy mismo en oración. No hay razón alguna para seguir esperando.
»Le deseamos que se sane por completo,
Habilidades para resolver problemas
¿Cómo resuelve los problemas en su trabajo?  Este breve cuestionario le ayudará a evaluar (y mejorar) su habilidad para resolver problemas.  Las respuestas parecen simples, pero piense con cuidado antes de responder.

1. ¿Cómo pone una jirafa dentro de un refrigerador?

2. ¿Cómo pone un elefante dentro de un refrigerador?

3. El rey león organiza una conferencia de animales y un animal no va. ¿Cuál?

4. Va a un río que es conocido por ser habitado por muchos cocodrilos. ¿Cómo lo atraviesa?

Respuestas:
1. Abra el refrigerador, coloque a la jirafa, y cierre la puerta.
Objetivo: ¿Tiende a resolver cosas simples de manera complicada?

2. Abra el refrigerador, saque a la jirafa, ponga al elefante y cierre la puerta. ¿Recordó sacar la jirafa?
Objetivo: Esto prueba su habilidad para pensar en las repercusiones de sus acciones.

3. El elefante, ¡todavía está en el refrigerador!
Objetivo: ¿Es buena su memoria y su sentido de continuidad?

4. Puede cruzar el río a nado, tranquilo. Todos los cocodrilos están en la conferencia de animales que hizo el león.

Objetivo: ¿Qué tan rápido aprende de sus errores anteriores?
Si los resultados de este cuestionario no fueron muy buenos, no se desespere. Cerca del noventa por ciento de los profesionales respondieron de manera incorrecta las cuatro preguntas.  Los niños, por lo general, las responden bien.

No hay nadie más tonto que aquel que cree que es muy sabio. Proverbios 13:20
El que anda con sabios, sabio será; mas el que se junta con necios será quebrantado
Marcar una diferencia
Lectura: Mateo 9:27-38  Y al ver las multitudes, [Jesús] tuvo compasión de ellas… —Mateo 9:36
La historia de Elizabet era, cuanto menos, conmovedora. Después de una experiencia terriblemente humillante, tomó un autobús para irse de la ciudad y huir de la vergüenza. Llorando desconsoladamente, casi ni se dio cuenta de que el autobús había parado en el camino.

Un pasajero que iba sentado detrás de ella, totalmente desconocido, estaba a punto de bajar, pero, de repente, se detuvo, se dio la vuelta y caminó hacia donde estaba Elizabet. Vio que lloraba, le dio su Biblia y le dijo que creía que la necesitaba. Tenía razón. Pero ella no solo necesitaba la Biblia, sino también al Cristo de quien ese libro hablaba. Elizabet recibió al Señor por este sencillo acto compasivo de un extraño que le regaló algo.
Jesús es nuestro ejemplo de compasión. En Mateo 9, leemos: «Y al ver las multitudes, tuvo compasión de ellas; porque estaban desamparadas y dispersas como ovejas que no tienen pastor» (v. 36). Nuestro Señor no solo observó la angustia y el dolor de los quebrantados, sino que también respondió ante tal situación desafiando a sus seguidores a orar al Padre para que envíe obreros que hagan algo frente a las angustias y las necesidades de este mundo perdido (v. 38).
Como seguidores del ejemplo de Cristo, un corazón que se compadece de quienes vagan sin rumbo puede impulsarnos a marcar una diferencia en la vida de los demás.
—WEC
Un mundo desesperado necesita creyentes que se ocupen de él.
Los Cuatro Monos.
Los profesores de comercio Gary Hamel y C. K. Prahalad han escrito sobre un experimento llevado a cabo con un grupo de monos. Es una historia real de fracaso.

Cuatro monos fueron puestos en un cuarto que tenía un gran palo en el centro. Suspendido de lo más alto del palo había un racimo de bananas.

Hambriento, uno de los monos empezó a subir por el palo para conseguir algo para comer, pero cuando estaba por alcanzar las bananas, se le lanzó un chorro de agua fría. Chillando, se bajó del palo y renunció a su intento de conseguir comida.

Los demás monos hicieron esfuerzos similares y cada uno fue bañado con agua fría. Después de varios intentos, finalmente se dieron por vencidos.

Entonces los investigadores sacaron del cuarto a uno de los monos y lo reemplazaron por otro. En el momento en que el recién llegado empezó a subir por el palo, los otros tres lo agarraron y lo bajaron.

Después de haber intentado subir por el palo varias veces y de ser bajado por los otros, él finalmente se dio por vencido y no volvió a intentar subir al palo otra vez.

Los investigadores reemplazaron a los tres monos originales, uno por uno, y cada vez ponían un mono nuevo, el que sería bajado del palo por los otros antes que pudiera llegar a las bananas.

Llegó el momento en que el cuarto estaba lleno de monos que nunca habían recibido una ducha de agua fría. Ninguno trató de subir por el palo, pero ninguno sabía por qué.

Desdichadamente, la gente que acostumbra fracasar es muy parecida a estos monos. Cometen el mismo error una vez tras otra, aunque nunca están seguros por qué. Y como resultado, nunca logran salir de lo que yo llamo la supercarretera del fracaso.

El viejo dicho tiene razón: Si usted siempre hace lo que siempre ha hecho, siempre va a obtener lo que siempre ha obtenido.

NO DEJE QUE EL FRACASO HAGA UN MONO DE USTED

Al orgullo le sigue la destrucción; a la altanería, el fracaso. Proverbios 16.18

Al fracaso lo precede la soberbia humana; a los honores los precede la humildad. Proverbios 18:12
 

domingo, 28 de octubre de 2012

Convierte tu Trabajo en Una Adoraciónpor Rick Warren
“Trabajen de buena gana en todo lo que hagan, como si fuera para el Señor y no para la gente. Recuerden que el Señor los recompensará con una herencia y que el Amo a quien sirven es Cristo.” (Colosenses 3:23-24 NTV)
Tu jefe no es realmente tu jefe; tu jefe es Jesús. Hay dos cosas que quiero que veas en nuestros versículos de hoy.
El primero, dice: "Trabajen de buena gana en todo lo que hagan, como si fuera para el Señor y no para la gente." (Colosenses 3:23 NTV). Es más fácil entusiasmarse con el trabajo que hacemos, cuando nuestro enfoque cambia de "Lo estoy haciendo por mi jefe" o "Lo estoy haciendo por mi cheque de pago" a "Yo estoy haciendo esto por mi Señor."
Con esto en mente, tú puedes hacer cualquier cosa —raspar la pintura de la pared, lavar platos, reparar carros — y convertirla en alabanza.
El segundo, cuando conviertes tu trabajo en una adoración, tu empiezas a almacenar créditos en el cielo. Colosenses 3:24 dice: "Recuerden que el Señor los recompensará con una herencia y que el Amo a quien sirven es Cristo" (NTV). Mientras estás trabajando para Dios, estás haciendo depósitos eternos en el cielo.
“En conclusión, ya sea que coman o beban o hagan cualquier otra cosa, háganlo todo para la gloria de Dios" (1 Corintios 10:31 NVI). No importa si estás arreglando papeles o firmando facturas; cualquier trabajo puede convertirse en un acto de alabanza si lo haces con entusiasmo para Dios.
Hablemos del tema
Cuando piensas en tus créditos en el cielo, "¿cómo una perspectiva de eternidad, te ayuda a mantenerte enfocado en tu trabajo?

¿Cómo una "actitud de alabanza" puede también  ser aplicada en otras áreas de tu vida?
Vuestro Padre sabe
"Dios, tú conoces mi insensatez, y mis pecados no te son ocultos" (Salmo 69:5).
Recuerdo cuando, de regreso del hospital, trajimos a casa a nuestro primer bebé. En aquella época, la madre y el bebé permanecían ingresados aproxima­damente durante una semana. Para la madre era un descanso agradable, pero para el padre la espera era interminable. En la actualidad, es común que madre e hijo vayan a casa al día siguiente del parto.

Una vez que el bebé estuvo en casa, comenzó el juego de adivinanzas. ¿Qué hay que hacer? ¿Qué necesita? ¿Por qué llora? ¿Le duele algo? ¿Qué significa esta erupción? ¿El bebé comió lo suficiente? ¿Acaso comió demasiado? ¿Hay que acudir corriendo cada vez que el bebé llora? ¿Tiene que comer cada tres horas o según demanda? ¿No hay problema en que el bebé se chupe el dedo? ¿A qué edad tiene que empezar a comer cereales? ¡Demasiadas preguntas!

Tratamos de hacerlo lo mejor que pudimos y darle al bebé todo lo que ne­cesitaba aunque no queríamos consentirla. Al cabo de un tiempo, empezó a bastarnos el tono del llanto o su aspecto para reconocer qué necesitaba la niña. Cuando acertábamos, todo iba de maravilla (y sin llantos). Pero cuando nos equivocábamos, todo el edificio se enteraba.
Si Dios, que es nuestro Padre celestial, sabe lo que necesitamos, ¿por qué tenemos que pedírselo? ¿No es eso una señal de falta de fe por nuestra parte? Al contrario. En realidad, no orar indica una enorme falta de interés; peor aún, es rayano a la presunción.
La oración es comunicación con Dios. Tanto si estamos agradecidos por algo como si estamos preocupados, no expresarle nuestros sentimientos y nuestras necesidades indica que no valoramos la amistad de Dios. Es imposible mantener una relación con alguien con quien no nos comunicamos.
Adoptar un punto de vista fatalista y pensar que sucederá lo que tenga que suceder nos expulsa de la ecuación, de manera que no tendremos posibilidad de influir en el resultado.
Santiago 1:5 y 6 dice: "Si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pida con fe, no dudando nada, porque el que duda es semejante a la onda del mar, que es arrastrada por el viento y echada de una parte a otra". Pedir con fe signi­fica que creemos que Dios responderá nuestra oración en sus términos y en su momento. A fin de cuentas, esa es la respuesta que queremos.
Pídele a Dios primero
"Pedid, y se os dará, buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá" (Mateo 7:7).
A MENUDO, LA ORACIÓN no es más que un plan alternativo, una segunda po­sibilidad. Quizá oremos por alguna necesidad, pero tenemos a punto un plan B. La oración no tendría que ser el último recurso, como si se tratara de algo así como: "Cuando todo lo demás falla, ora".
Hace varios años, a un pariente nuestro le diagnosticaron un cáncer que, por fortuna, era operable. Aunque el resultado parecía posiblemente bueno, a nadie le gusta escuchar un diagnóstico así. Mi corazón está con cualquier familia que se enfrenta a una crisis parecida. Entiéndaseme bien, no criticaré ni elogiaré la vía que escojan para enfrentarse a ese enemigo. Sin embargo, permítame que le explique la opción que tomó mi familia.
Dos semanas antes de la operación, la familia se reunió en el salón y se arro­dilló alrededor del enfermo. Se elevaron vahas oraciones y cuando su frente fue ungida con el aceite, todos extendimos la mano hasta tocarlo, encomendando el resultado al Gran Médico.
Esto es una unción y se suele pedir cuando ya han fracasado todos los de­más remedios. Algunos lo ven como una especie de rito final. Nuestra familia lo veía de manera distinta. Entendimos que teníamos que llevar el problema a Jesús antes que considerarlo como un último recurso. Damos gracias a Dios porque esta persona se recuperó.
Permítame sugerirle que recuerde esto: Cuando le pedimos a Jesús que haga algo y él responde nuestras oraciones, antes que dar las gracias al médico o atribuir los méritos a algún medicamento milagroso, deberíamos darle las gracias a Dios.
En su sentido más elevado, pedir es un acto de fe. Pedir es tener fe en Dios. Por supuesto, solo podremos pedir a alguien a quien amamos y en quien con­fiamos, porque le transferimos la elección a la persona a quien pedimos. Cuan­do adquirimos el hábito del regateo, de la negociación, de la manipulación o de la exigencia, pensamos que tenemos el control de la situación.
Después de que se haya dado el último estudio bíblico y se haya predicado el último sermón, recibiremos la salvación por medio de la oración, la petición, porque Jesús viene al corazón en respuesta a la misma. Por más que para no­sotros la salvación que Jesús adquirió en la cruz sea gratuita, si no la pedimos, no será nuestra.
Pídale a Dios en primer lugar. Dios te bendiga,
Desde lejos Lectura: Hechos 17:22-31
… Ciertamente el Señor está en este lugar, y yo no lo sabía. —Génesis 28:16
Una canción popular de hace años titulada From a Distance [Desde lejos] prevé un mundo de armonía y paz. Dice: «Dios nos observa desde lejos». Es verdad, Dios nos observa, pero no lo hace desde lejos, sino que está allí en tu habitación, enfrente de ti, mirándote fijamente con un amor ilimitado en sus ojos.
Pienso en el ejemplo del Hermano Lorenzo, que pasó muchos años trabajando en una cocina, lavando ollas y sartenes, y reparando las sandalias de otros monjes. Escribió: «Cada vez que podía, me ponía delante de Él para adorarlo y fijaba mi mente en su santa presencia».
Nosotros debemos hacer lo mismo, pero lo olvidamos. Por eso, a veces, necesitamos tener cosas que nos recuerden su presencia. En un estante frente a mi escritorio, puse un viejo clavo hecho a mano que me recuerda que el Cristo crucificado y resucitado está siempre presente. Debemos acordarnos de poner al Señor «siempre delante de [nosotros]» (Salmo 16:8), saber que está con nosotros «todos los días, hasta el fin del mundo» (Mateo 28:20) y que «ciertamente no está lejos de cada uno de nosotros» (Hechos 17:27).
Recordar puede ser algo tan sencillo como pensar que el Señor ha prometido estar contigo todo el día; y entonces, decirle: «buenos días», «gracias», «¡ayúdame!» o «te amo».
—DHR
Nadie puede acercarse a Dios más de lo que Él ya lo ha hecho hacia esa persona.
Sueños



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Y así después de esperar tanto, un día como cualquier otro decidí triunfar… decidí no esperar a las oportunidades sino yo mismo buscarlas, decidí ver cada problema como la oportunidad de encontrar una solución, decidí ver cada desierto como la oportunidad de encontrar un oasis, decidí ver cada noche como un misterio a resolver, decidí ver cada día como una nueva oportunidad de ser feliz.
.Aquel día descubrí que mi único rival no eran más que mis propias debilidades, y que en éstas, está la única y mejor forma de superarnos. Aquel día dejé de temer a perder y empecé a temer a no ganar, descubrí que no era yo el mejor y que quizás nunca lo fui., Me dejó de importar quién ganara o perdiera; ahora me importa simplemente saberme mejor que ayer.

Aprendí que lo difícil no es llegar a la cima, sino jamás dejar de subir. Aprendí que el mejor triunfo que puedo tener, es tener el derecho de llamar a alguien “Amigo”. Descubrí que el amor es más que un simple estado de enamoramiento, “el amor es una filosofía de vida”.

Aquel día dejé de ser un reflejo de mis escasos triunfos pasados y empecé a ser mi propia tenue luz de este presente; aprendí que de nada sirve ser luz si no vas a iluminar el camino de los demás.

Aquel día decidí cambiar tantas cosas… Aquel día aprendí que los sueños son solamente para hacerse realidad. Desde aquel día ya no duermo para descansar… ahora simplemente duermo para soñar. .(Walt Disney)

“Tenemos éxito solamente si elegimos un objetivo predominante en la vida, en la guerra o en cualquier otro lado, y conseguir que todas las demás circunstancias se inclinen ante ese único objetivo”. Eisenhower El futuro pertenece a los que creen en la belleza de sus sueños. Marcos 9:23 Todas las cosas son posibles para el que cree. “Ningún ojo ha visto, ningún oído ha escuchado, ninguna mente humana ha concebido lo que Dios ha preparado para quienes lo aman”. (1ª Corintios 2:9. Que así sea, Amén.
Y juzgaré entre oveja y oveja. Ezequiel 34:22.
Hay a veces personas que, por creerse fuertes y prósperas, se muestran duras con los débiles. Este es un pecado que causa mucha tristeza. La actitud que algunos adoptan de volver la espalda o acometer a los flacos y humildes causa profunda tristeza en las asambleas de los creyentes. El Señor toma nota de estas acciones inspiradas por el orgullo y se enoja grandemente, porque ama a los débiles.
¿Te ves así despreciado, lector querido? ¿Eres tú uno de los afligidos de Sión y te ves molestado a causa de tu conciencia? ¿Te juzgan tus hermanos con severidad? No guardes resentimiento alguno.No les mires desdeñosamente ni les acometas en venganza. Déjalo todo en las manos de Dios; Él es juez. 
¿Por qué queremos usurpar su poder? Él juzgará con más justicia que nosotros, y su juicio será el mejor; no queramos adelantarlo con prisas.
El opresor, de duro corazón, temblará aun cuando consiga su propósito sin castigo por el momento; que no olvide que sus actos orgullosos son notados y de cada uno de ellos dará cuenta ante el tribunal del Gran Juez.
¡Paciencia, alma mía! ¡Paciencia! El Señor sabe tu angustia. ¡Jesús, tu Salvador, ten misericordia de ti!
Señor, Gracias porque tú eres el mejor juez. Mi causa la dejo en tus manos. Amén.
Charles Spurgeon

Titanic II
Lectura: Jeremías 17:5-10
… Maldito el varón que confía en el hombre, y pone carne por su brazo, y su corazón se aparta del Señor. —Jeremías 17:5
Mark Wilkinson compró un bote de casi 5 metros (16 pies) para pescar y pasear. Al parecer, no era supersticioso, porque lo llamó Titanic II, como el nefasto barco de lujo que chocó contra un iceberg y se hundió en 1912. El viaje inaugural del Titanic II desde un puerto en Dorset, Inglaterra, fue exitoso. Sin embargo, cuando Wilkinson quiso regresar, empezó a entrarle agua. Poco después, estaba sosteniéndose de una tabla, esperando que lo rescataran. Según se informa, declaró: «Me avergüenza un poco. Además, estaba bastante cansado de que me preguntaran si había chocado contra un iceberg». Un testigo ocular dijo después: «No era una embarcación muy grande… ¡me parece que un cubito de hielo podría haberla hundido!».
La historia del Titanic II es bastante irónica, pero me hace pensar en el Titanic original y en el peligro de confiar en el objeto equivocado. Los constructores de aquel transatlántico tenían plena confianza de que su barco jamás se hundiría. Pero ¡qué equivocados estaban! Jeremías nos recuerda: «… Maldito el varón que confía en el hombre, y pone carne por su brazo, y su corazón se aparta del Señor» (Jeremías 17:5).
Todos somos tentados a buscar la seguridad en personas o en cosas. ¡Cuán frecuentemente necesitamos que nos recuerden que debemos dejar de confiar en cosas falsas, y poner nuestra fe en Dios! ¿Estás confiando en otra cosa que no sea Él?
—HDF
Los que ponen su confianza en Dios nunca se decepcionarán.

viernes, 26 de octubre de 2012


EL BESO DE LA MUERTEpor el Hermano Pablo

Era un caso de vida o muerte, y había que actuar rápido. Si no, el pequeño animal moriría. Así que Paul La Fonte, francés de treinta y siete años de edad y amante de los animales, procedió a hacer la resucitación boca a boca.
Pero el animal moribundo no era un cariñoso gatito. Era una pequeña cobra recién traída de la India. Había sido pisada por un automóvil al sacarla de la jaula, y por no dejarla morir, Paul sopló aliento en los pulmones del ofidio.
La cobra revivió, y lo primero que hizo fue clavar sus colmillos en los labios de su salvador. Los diarios de Avignon, Francia, al comentar el caso, concluyeron: «El beso francés entraña peligros, pero el de este hombre fue el más mortal de todos.»
Este no ha sido el único caso de un beso mortal. En los novelones que se publicaban a principios de siglo era común que dos amantes decepcionados se suicidaran mutuamente bebiendo el mismo veneno, tomándolo el uno de la boca del otro.
Hay otros besos que así mismo hieren, estropean, golpean y matan; por ejemplo, los que empinan la botella de licor porque ya ni los grandes vasos los satisfacen, y sorben con avidez trago tras trago. Ese beso que le dan a la botella resulta ser, para muchos de ellos, un beso mortal.
Los pequeños que, por seguir el ejemplo de los grandes, consiguen un cigarrillo de marihuana y se lo pasan el uno al otro, están también causándose la muerte con el beso que dan en la maldita aspirada.
Lo mismo ocurre con los que se inyectan una jeringa hipodérmica. El beso fatal que se dan con la aguja, no con los labios pero sí con las venas, no sólo los deja endrogados, sino que por la transmisión tan frecuente del virus del SIDA también les resulta ser un beso mortal.
El que besa la boca de la mujer ajena está también dando un beso de muerte. El adulterio es la muerte del matrimonio. Podrá parecer dulce en el momento, pero es un beso mortal.
Las ambiciones deshonestas, así como las pasiones desenfrenadas, son fuego y son veneno. Ceder a ellas es ceder a un beso mortal.
¿Cómo podemos evitar ser víctimas de esta clase de beso mortal? Haciendo de Jesucristo, y de sus leyes morales, el patrón de nuestra vida. Es que si Cristo es nuestro Salvador, si Él es nuestro Señor, si Él es quien motiva todas nuestras acciones, nos veremos entonces libres de toda mala consecuencia. Permitamos que Cristo sea el Señor de nuestra vida. Él nos salvará de todo beso mortal.
Un Tiempo para la Meditación
       Rick Warren
"Hermanos, tomen como ejemplo de sufrimiento y de paciencia a los profetas que hablaron en el nombre del Señor." Santiago 5:10 (NVI)
Cuando estás esperando en Dios, es un buen momento para sentarte solo, estar tranquilo, pensar en Dios, orar, leer la Biblia y escuchar. Usa ese tiempo para la meditación.
Echa un vistazo al profeta del Antiguo Testamento, Habacuc, por ejemplo. Habacuc estaba harto y cansado de esperar. Así que él se quejó ante Dios, diciendo: “¿Hasta cuándo, Señor, he de pedirte ayuda sin que tú me escuches?" (Habacuc 1:2 NVI) Habacuc continuó "¿Guardarás silencio mientras los perversos se tragan a gente más justa que ellos?” (Habacuc 1:13 NTV)
Después de que Habacuc le presentó su caso a Dios, esperó la respuesta en meditación. "Estaré atento y vigilante, como lo está el centinela en su puesto, para ver qué me dice el Señor y qué respuesta da a mis quejas" (Habacuc 2:1 NVI)
"Y el Señor me respondió: Escribe la visión, y haz que resalte claramente en las tablillas, para que pueda leerse de corrido. Pues la visión se realizará en el tiempo señalado; marcha hacia su cumplimiento, y no dejará de cumplirse. Aunque parezca tardar, espérala; porque sin falta vendrá."(Habacuc 2:2-3 NVI)
Dios nunca llega tarde. Él dijo: "Va a venir justo en el momento adecuado. Hiciste lo correcto, Habacuc, al estar solo, tranquilo y esperando una respuesta.” Dios quiere que lo conozcas. Las relaciones profundas se construyen, no en el ruido de una gran fiesta, sino en la tranquilidad de una relación uno a uno en un momento de tranquilidad. Así que quédate tranquilo y espera en Dios para que puedas llegar a conocerlo mejor.
¿Ella también? Lectura: Josué 2:1-14
Asimismo también Rahab la ramera, ¿no fue justificada…? —Santiago 2:25
Supón que miras tu árbol genealógico y encuentras la siguiente descripción de uno de tus antepasados: «Prostituta, escondió en su casa a enemigos del gobierno. Cuando las autoridades la confrontaron por este asunto, mintió».
¿Qué harías con ella? ¿Le ocultarías su historia a cualquiera que preguntara sobre tu familia o la elogiarías y enaltecerías como un miembro legendario de tu historial familiar?
Te presento a Rahab. Si lo que leemos de ella en Josué 2 fuera lo único que supiéramos, tal vez la agruparíamos con todos los otros ejemplos malos y repudiados de la Biblia. Pero su historia no termina allí. Mateo 1:5-6 revela que fue la tatarabuela del rey David y que formó parte del linaje de Jesús, nuestro Salvador. No solo esto. Hebreos 11:31 dice que fue una mujer de fe que se salvó de la caída de Jericó (ver Josué 6:17). Además, Santiago 2:25 presenta su obra de rescate como una prueba de su fe justificadora.
Es asombroso cómo obra el amor de Dios.

Puede tomar personas con mala reputación, transformar sus vidas y convertirlas en ejemplos del amor y el perdón divinos. Si piensas que eres demasiado malo para que Él te perdone o si conoces a alguien que se sienta así, lee sobre Rahab y regocíjate. Si el Señor pudo convertirla a ella en un modelo de rectitud, todos tenemos esperanza.
—JDB Jesús puede perdonar todos nuestros pecados, sean grandes o pequeños.
Necesito Confiar en Dios

Si la sombra del mal toca tu puerta, necesitas luchar con fe, y pensar que después de las nubes viene el sol, que después de la angustia esta la paz. Necesitas valor para seguir, ya que un día todo esto acabara y al final todo llanto Él quitará.

Necesitas confiar en Dios!!!  Problemas enfrente tanto sufrí en esta vida cual ave sin un nido procurando abrigo clame en alta voz y nadie pudo oír

Entonces pregunté por qué?
Muy duro fue entender que toda prueba en esta vida viene de todo mal que en este mundo habita y aquel que aquí perdió tal vez solo ganó y un día se esclarecerá por fin los ojos se abrirán y todo entenderán.

Necesito confiar en Dios
Necesito confiar en Dios si la sombra del mal tocando la puerta está necesito con Fe luchar y tan solo poder pensar que después de las nubes viene el sol que después de la angustia esta la paz y a través del pensar abrazo a mi Dios.

Necesito valor para seguir ya que un día todo esto acabará y al final todo llanto Él enjugara. Necesito Confiar en Dios

jueves, 25 de octubre de 2012

El Mendigo Musical
 Esta historia es sobre un hombre que reflejaba en su forma de vestir la derrota, y en su forma de actuar la mediocridad total.
Ocurrió en París, en una calle céntrica aunque secundaria. Este hombre, sucio, maloliente, tocaba un viejo violín.
Frente a él y sobre el suelo estaba su boina, con la esperanza de que los transeúntes se apiadaran de su condición y le arrojaran algunas monedas para llevar a casa.
El pobre hombre trataba de sacar una melodía, pero era del todo imposible identificarla debido a lo desafinado del instrumento, y a la forma displicente y aburrida con que tocaba ese violín.
Un famoso concertista, que junto con su esposa y unos amigos salía de un teatro cercano, pasó frente al mendigo musical.
Todos arrugaron la cara al oír aquellos sonidos tan discordantes. Y no pudieron menos que reír de buena gana.
La esposa le pidió, al concertista, que tocara algo. El hombre echó una mirada a las pocas monedas en el interior de la boina del mendigo, y decidió hacer algo.
Le solicitó el violín. Y el mendigo musical se lo prestó con cierto recelo.
Lo primero que hizo el concertista fue afinar sus cuerdas.
Y entonces, vigorosamente y con gran maestría arrancó una melodía fascinante del viejo instrumento. Los amigos comenzaron a aplaudir y los transeúntes comenzaron
a arremolinarse para ver el improvisado espectáculo.
Al escuchar la música, la gente de la cercana calle principal acudió también y pronto había una pequeña multitud escuchando arrobada el extraño concierto.
La boina se llenó no solamente de monedas, sino de muchos billetes de todas las denominaciones. Mientras el maestro sacaba una melodía tras otra, con tanta alegría.
El mendigo musical estaba aún más feliz de ver lo que ocurría y no cesaba de dar saltos de contento y repetir orgulloso a todos: “¡¡Ese es mi violín!! ¡¡Ese es mi
violín!!”. Lo cual, por supuesto, era rigurosamente cierto.
La vida nos da a todos “un violín”. Son nuestros conocimientos, nuestras habilidades y nuestras actitudes. Y tenemos libertad absoluta de tocar “ese violín” como nos plazca.
Sé nos ha dicho que Dios nos concede libre albedrío, es decir, la facultad de decidir lo que haremos de nuestra vida. Y esto, claro, es tanto un maravilloso derecho, como
una formidable responsabilidad.
Algunos, por pereza, ni siquiera afinan ese violín. No perciben que en el mundo actual hay que prepararse, aprender, desarrollar habilidades y mejorar constantemente actitudes si hemos de ejecutar un buen concierto.
Pretenden una boina llena de dinero, y lo que entregan es una discordante melodía que no gusta a nadie.
Esa es la gente que hace su trabajo de la forma: “hay se va…”, Que piensa en términos de “me vale…”, y que cree que la humanidad tiene la obligación de retribuirle su pésima ejecución, cubriendo sus necesidades.
Es la gente que piensa solamente en sus derechos, pero no siente ninguna obligación de ganárselos.
La verdad, por dura que pueda parecernos, es otra.
Tú y yo, y cualquier otra persona, tenemos que aprender tarde o temprano, que los mejores lugares son para aquellos que no solamente afinan bien ese violín, sino que aprenden con el tiempo también a tocarlo con maestría.
Por eso debemos de estar dispuestos a hacer bien nuestro trabajo diario, sea cual sea. Y aspirar siempre a prepararnos para ser capaces de realizar otras cosas que nos gustarían.
La historia está llena de ejemplos de gente que aún con dificultades iniciales llegó a ser un concertista con ese violín que es la vida. Y también, por desgracia, registra los casos de muchos otros, que teniendo grandes oportunidades, decidieron con ese violín, ser mendigos musicales.
La verdad es que Dios nos concedió “libre albedrío”. Tú puedes hacer algo grande de tu vida, o hacer de ella algo mediocre. Esa es tu decisión personal.
LO NEGATIVO: Negarnos a afinar bien nuestro violín de la vida. Y quejarnos de que la gente no disfrute la melodía que sacamos de él.
LO POSITIVO: Comprender que, nos guste o no, solamente rosperaremos si afinamos bien ese violín, y aprendemos a sacar de él las mejores melodías.
Colosenses 3:23
Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres;
Colosenses 3:17
“Y todo lo que hacéis, sea de palabra, ó de hecho, hacedlo todo en el nombre del Señor Jesús,
dando gracias á Dios Padre por él.”
«MI NOVIA... CON SU MEJOR AMIGO»por Carlos Rey

En este mensaje tratamos el caso de un hombre que «descargó su conciencia» de manera anónima en nuestro sitio www.conciencia.net y nos autorizó a que lo citáramos, como sigue:
«Hace dos años rompí con mi novia. Ella se confundió con su mejor amigo, y cortamos. Fue muy duro para mí; pero a los tres meses volvimos, y se alejó de este muchacho. Ahora ella está queriendo volver a tener amistad con él, y no hallo qué hacer porque no estoy de acuerdo con eso. Le dije que puede hablarle pero no ser grandes amigos como antes, ya que él no respetó la relación. Y le dije que si volvían a hacerse muy amigos, yo me alejaría.
»¿Qué hago? No quiero perderla, pero tampoco puedo aceptar que se [relacione] mucho con él...»
Este es el consejo que le dio mi esposa:
«Estimado amigo:
»Usted nos pide consejo, pero en lo profundo de su ser sabe cuál es la solución. Usted se da cuenta de que ella no está tan comprometida con la relación entre ustedes dos como lo está usted, pero por alguna razón usted sigue intentando lograr que esa relación prospere. Sus dudas están tratando de advertirle del peligro, pero usted está haciendo caso omiso de ellas. ¡Le aconsejamos que haga caso de esas señales de advertencia!
»Todos los días hay personas que toman decisiones equivocadas basadas en lo que desean y no en lo que saben que es lo mejor y lo debido. Luego nos piden un consejo acerca de cómo solucionar sus problemas. ¡Pero usted tiene una gran ventaja! Aún no se ha comprometido a largo plazo con esa joven. Usted puede resolver el problema ahora en vez de tener que lamentar, el resto de su vida, el haber tomado una decisión equivocada.
»Despídase de su novia y luego bórrela por completo de su vida. Esfuércese por buscar a una joven que lo atesore y que no necesite a otro hombre en su vida.
»¿Es posible tener a alguien del sexo opuesto como el mejor amigo? Sí, lo es. Pero es muy complicado y riesgoso cuando uno de los dos o ambos están casados, y recomendamos que los casados tengan amigos del mismo sexo. Como siempre, más vale evitar problemas que tener que resolverlos posteriormente.
»Es obvio que usted va a sentirse triste y solo después de cortar la relación con ella. En vez de quedarse aislado en casa y estar deprimido, vaya a lugares donde pueda formar otras amistades. Muchas iglesias tienen grupos para personas de su edad, y un grupo de esos es un buen lugar en el cual cultivar relaciones amistosas importantes.
»También le recomendamos que cultive una relación personal con Jesucristo. Él quiere ser su mejor Amigo. Lo acompañará y lo consolará en los momentos más difíciles. Y le dará sabiduría para el futuro. Hable con Él hoy mismo mediante la oración. Él sabe cómo se siente usted, y lo ayudará si tan sólo se lo pide.»
Convierte tus Oraciones en Conversacionespor Jon Walker
"Luego volvió adonde estaban sus discípulos y los encontró dormidos. «¿No pudieron mantenerse despiertos conmigo ni una hora? —le dijo a Pedro—." (Mateo 26:40 NVI)
Lee este devocional como una oración:
Señor, ayúdame a desarrollar una vida fuerte de oración. Yo sé que deseas intimidad conmigo y quieres que yo te vea y ore. (Mateo 26:40).
Sin embargo, parece que no encuentro el tiempo para orar profundamente, ferviente, constante y de una manera persistente. Lo que más me hace caer de rodillas es cuando tengo un problema, cuando quiero algo de ti, cuando necesito tu ayuda.
Reviso mi calendario lleno de compromisos y tú sólo quieres pasar tiempo conmigo. Ayúdame a convertir mis oraciones en conversaciones contigo que fluyan durante todo el día, una conversación continua donde nunca diga “amen.”
Mantenme cerca de ti, sin importar lo que cueste. No estoy seguro de hacer realmente esa oración; tengo hematomas y cicatrices del discipulado; pero de nuevo confieso que el choque de esos momentos, me han ensañado a tirarme sobre la piedra, antes que la piedra caiga sobre mí.
Y eso me ha movido más cerca del amor que obliga a mi obediencia, a convertirse en uno con tu corazón. Así que te pido que cambies mis “deseos” hasta que mi deseo más profundo sea estar contigo. Con esto, oro para que tú me formes digno de mi llamado y tú poder cumpla todo buen propósito que has planeado para mí y fortifica todo lo que haga en fe. Mi oración es que tu vida se refleje en mi cara y en mis manos, en mis pensamientos y en mis palabras. Sé que tu gracia lo hará así. (2 Tesalonicenses 1:11-12)
             El Mendigo Musical

 Esta historia es sobre un hombre que reflejaba en su forma de vestir la derrota, y en su forma de actuar la mediocridad total. Ocurrió en París, en una calle céntrica aunque secundaria. Este hombre, sucio, maloliente, tocaba un viejo violín. Frente a él y sobre el suelo estaba su boina, con la esperanza de que los transeúntes se apiadaran de su condición y le arrojaran algunas monedas para llevar a casa.

El pobre hombre trataba de sacar una melodía, pero era del todo imposible identificarla debido a lo desafinado del instrumento, y a la forma displicente y aburrida con que tocaba ese violín. Un famoso concertista, que junto con su esposa y unos amigos salía de un teatro cercano, pasó frente al mendigo musical. Todos arrugaron la cara al oír aquellos sonidos tan discordantes. Y no pudieron menos que reír de buena gana.

La esposa le pidió, al concertista, que tocara algo. El hombre echó una mirada a las pocas monedas en el interior de la boina del mendigo, y decidió hacer algo. Le solicitó el violín. Y el mendigo musical se lo prestó con cierto recelo.

Lo primero que hizo el concertista fue afinar sus cuerdas.Y entonces, vigorosamente y con gran maestría arrancó una melodía fascinante del viejo instrumento. Los amigos comenzaron a aplaudir y los transeúntes comenzaron a arremolinarse para ver el improvisado espectáculo.

Al escuchar la música, la gente de la cercana calle principal acudió también y pronto había una pequeña multitud escuchando arrobada el extraño concierto. La boina se llenó no solamente de monedas, sino de muchos billetes de todas las denominaciones. Mientras el maestro sacaba una melodía tras otra, con tanta alegría.
El mendigo musical estaba aún más feliz de ver lo que ocurría y no cesaba de dar saltos de contento y repetir orgulloso a todos: “¡¡Ese es mi violín!! ¡¡Ese es mi violín!!”. Lo cual, por supuesto, era rigurosamente cierto.

La vida nos da a todos “un violín”. Son nuestros conocimientos, nuestras habilidades y nuestras actitudes. Y tenemos libertad absoluta de tocar “ese violín” como nos plazca. Sé nos ha dicho que Dios nos concede libre albedrío, es decir, la facultad de decidir lo que haremos de nuestra vida. Y esto, claro, es tanto un maravilloso derecho, como una formidable responsabilidad.

Algunos, por pereza, ni siquiera afinan ese violín. No perciben que en el mundo actual hay que prepararse, aprender, desarrollar habilidades y mejorar constantemente actitudes si hemos de ejecutar un buen concierto. Pretenden una boina llena de dinero, y lo que entregan es una discordante melodía que no gusta a nadie.
Esa es la gente que hace su trabajo de la forma: “hay se va…”, Que piensa en términos de “me vale…”, y que cree que la humanidad tiene la obligación de retribuirle su pésima ejecución, cubriendo sus necesidades.
Es la gente que piensa solamente en sus derechos, pero no siente ninguna obligación de ganárselos. La verdad, por dura que pueda parecernos, es otra. Tú y yo, y cualquier otra persona, tenemos que aprender tarde o temprano, que los mejores lugares son para aquellos que no solamente afinan bien ese violín, sino que aprenden con el tiempo también a tocarlo con maestría.

Por eso debemos de estar dispuestos a hacer bien nuestro trabajo diario, sea cual sea. Y aspirar siempre a prepararnos para ser capaces de realizar otras cosas que nos gustarían. La historia está llena de ejemplos de gente que aún con dificultades iniciales llegó a ser un concertista con ese violín que es la vida. Y también, por desgracia, registra los casos de muchos otros, que teniendo grandes oportunidades, decidieron con ese violín, ser mendigos musicales.

La verdad es que Dios nos concedió “libre albedrío”. Tú puedes hacer algo grande de tu vida, o hacer de ella algo mediocre. Esa es tu decisión personal. LO NEGATIVO: Negarnos a afinar bien nuestro violín de la vida. Y quejarnos de que la gente no disfrute la melodía que sacamos de él. LO POSITIVO: Comprender que, nos guste o no, solamente rosperaremos si afinamos bien ese violín, y aprendemos a sacar de él las mejores melodías.

Colosenses 3:23: Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres;
Colosenses 3:17: “Y todo lo que hacéis, sea de palabra, ó de hecho, hacedlo todo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias á Dios Padre por él.”

NUESTRO PAN DIARIO25/10/2012
Un atisbo de la gloria
Lectura: Salmo 145:1-13
En la hermosura de la gloria de tu magnificencia, y en tus hechos maravillosos meditaré. —Salmo 145:5
Todos los veranos, miles de televidentes del programa Good Morning America [Buenos Días, Estados Unidos] votan para elegir el mejor lugar del país. Me encantó cuando anunciaron que el ganador de 2011 era un lugar del estado donde vivo. Debo reconocer que no esperaba que el sitio premiado estuviera prácticamente en el fondo de mi casa. Me recordó cuando mi esposa Martie y yo visitamos las Cataratas del Niágara. Un hombre que estaba por ahí se dio cuenta de que éramos turistas y bromeó, diciendo: «No tienen nada de raro. Las veo todos los días».
Con cuánta facilidad nos acostumbramos a lo que nos rodea y nos volvemos insensibles ante lo conocido; incluso lugares o experiencias que anteriormente nos deleitaron muchísimo. Aunque la gloria de Dios se manifiesta con claridad en todo lo que nos rodea, a veces, el ajetreo de la vida nos nubla la vista. Damos por descontada su obra asombrosa en nuestra vida. La cruz ya no nos maravilla. Nos olvidamos del privilegio de ser sus hijos, descuidamos el placer de su presencia y no valoramos la belleza de su creación.
Me encanta la declaración del salmista: «En la hermosura de la gloria de tu magnificencia, y en tus hechos maravillosos meditaré» (Salmo 145:5). Dediquemos hoy un tiempo para meditar en los «hechos maravillosos» de Dios y renovemos un atisbo de su gloria.
—JMS
«Si lo creado es tan maravilloso, ¡cuán hermoso será Aquel que lo creó!» —Antonio de Padua

miércoles, 24 de octubre de 2012

La clave del fracaso

 Es imposible tratar de agradar a todo el mundo siempre.  Cualquier persona que lleva una vida pública sabe que la gente es inconstante.  Una persona puede ser sumamente popular un día y al día siguiente, pasar inadvertida.
En el siguiente poema se describe una mejor manera de vivir:
Existe un solo método para aprobar el examen de la vida:
sigue luchando y espera lo mejor;
no abandones el barco y deja
de lado el abatimiento,
aunque recibas golpes en vez de flores.
Este mundo sería tedioso si
todos cargáramos con
las penas,
si todos conserváramos esa
visión.
Así que termina tu tarea,
haz gala de lo mejor
de tus habilidades,
Puede ser que a algunos no les guste,
pero a otros sí.
(Anónimo)
Una canción popular de hace veinte años parecía referirse a lo mismo cuando decía: No puedes agradar a todo el mundo, agrádate a ti mismo.  Sin embargo, el cristiano debe apuntar más alto: No intentes agradar a nadie más que al Señor.  Sigue sus pisadas, guarda sus mandamientos y esfuérzate al máximo por cumplir su divina voluntad en cuanto a tu vida.  Al final, agradar a Dios es lo único que importa.
No conozco la clave del éxito, pero la llave del fracaso es tratar de agradar a todos.
Mateo 6:24
Nadie puede servir a dos señores, porque o aborrecerá a uno y amará al otro, o se apegará a uno y despreciará al otro.
Fuente:  El libro devocionario de Dios para Líderes,
Has que tu Oraciones se Enfoquen en los Demás
por Rick Warren
"Ha visto, y le ha asombrado ver que no hay nadie que intervenga..." (Isaías 59:16 NIV)
La mayoría de nuestras oraciones son de bajo perfil o más bien como una orden de comida rápida.
Nos detenemos en el auto servicio y gritamos nuestras peticiones a Dios; luego esperamos que Él tenga nuestro pedido listo en el momento en que lleguemos a la ventanilla donde recogemos la orden.
Sin embargo, Dios ve la oración muy por encima de lo utilitario. Él nos llama a una forma violenta de intercesión, donde enfrentemos las fuerzas espirituales de las tinieblas, en nombre de nuestra raza, invadida y ocupada ahora por el príncipe de las tinieblas.
Pablo nos enseña a poner toda la armadura de Dios. Si sigues la secuencia de su instrucción, estamos listos para la batalla y así poder mantenernos firmes en la oración (Efesios 6).
Oramos por otros como Jesús oraba por ellos, pensando en ellos de la forma en que Él pensaría, cubriéndolos con la oración y la protección a través de la oración, abogando por ellos de la misma manera en que Jesús está sentado a la diestra del Padre y abogando por nosotros.
Es una oración extremadamente centrada en el “otro”.
Isaías describe a Dios como “horrorizado” que nadie estaba intercediendo por su pueblo. Tenemos la capacidad -más apropiadamente, el deber- de interceder en nombre de nuestros hermanos y hermanas (Isaías 59:16 NVI).
Y no hacemos esto solos, porque el Señor ya está intercediendo, y estamos simplemente uniéndonos a él. Al igual que en la armadura Pablo nos describe, el Señor está vestido para la batalla. Isaías dice: “Pues de justicia se vistió como de una coraza, con yelmo de salvación en su cabeza; tomó ropas de venganza por vestidura, y se cubrió de celo como de manto” (Isaías 59:17 RVR1960).
Efesios 6 dice que oremos “en todo momento”. ¿En qué ocasiones has estado más propenso a orar?

¿Cómo cambia tu confianza y tu vida de oración para saber que Dios está intercediendo en favor de su pueblo?
EJEMPLO DE RECTITUD, INTEGRIDAD Y JUSTICIApor el Hermano Pablo

El espectáculo era apasionante, al extremo de ser morboso. Unas cincuenta personas lo contemplaban ávidamente. Se trataba de una joven de dieciséis años de edad, de la ciudad Ho Chi Min, en la antigua Saigón. Ella intentaba suicidarse, arrojándose de un alto puente al río que corría abajo. Las cincuenta personas, sin corazón, le gritaban: «¡Tírate! ¡Tírate!» Y en un momento dado, la adolescente, en efecto, se lanzó al agua.
Nueve personas corrieron al borde del puente para verla caer al agua. El peso acumulado rompió el frágil puente, y las nueve cayeron al abismo. Pero, cosa curiosa, la joven suicida se salvó, pues lograron rescatarla, mientras que los nueve mórbidos curiosos perecieron en las aguas.
A la gente como que le gustan los espectáculos morbosos, truculentos, dramáticos, trágicos; especialmente el espectáculo que dan los presuntos suicidas. Los espectadores no acuden necesariamente para mostrarles cariño y aconsejarles que conserven la vida. Al contrario, ansiosos de sangre y de desgracia ajena, gritan: «¡Tírate! ¡Tírate!»
Dicen que cuando se junta una multitud, el nivel intelectual de la gente desciende al del más bruto. Lo mismo pasa con el sentido moral. Éste también baja de grado conforme aumenta el monto de gente congregada.
«Las multitudes —concluyó Goethe— oyen mejor los gritos que las razones.» Cuanta más gente se reúne en un lugar para vociferar y gritar, más baja el nivel de humanidad, y más sube el nivel de inhumanidad.
¿Será por eso que nuestros jóvenes caen tan fácilmente en la desgracia de la inmoralidad y el materialismo? «Todos lo hacen», es la excusa que ofrecen, y siguiendo el rumbo del montón, se reducen al nivel del menor común denominador.
¿Dónde está el joven recto? ¿Dónde está el líder íntegro? ¿Por qué tiene que ser el perverso, el injurioso, el malo, el que atrae la atención?
Dios ha creado a todo joven como un individuo. Cada uno es un ser único. No hay nada en el mundo entero que lo obligue a ser como los demás. Es un individuo en el sentido más estricto de la palabra. Más vale que no deshonre su individualidad, ni sacrifique su decencia, ni se rebaje al nivel del montón, sino que sea el líder sano, recto y fuerte que este mundo tanto necesita.
Jesucristo establece el dechado para nuestra vida. Él se atrevió a ser diferente de todos los demás, dando ejemplo de rectitud, integridad y justicia. Sigamos su ejemplo. Ser recto en toda causa es mil veces más grato que recibir el aplauso del montón. Atrevámonos a ser personas dignas de confianza.
Toda tentación es una ocasión para confiar en Dios
 
"[Jesús], cuando le maldecían, no respondía con maldición..." 1 Pedro 2:23
Una vez oí a un escéptico decir que si Jesús realmente era el Hijo de Dios, tal vez le haya resultado más fácil soportar Sus sufrimientos. Este comentario me hizo volver a examinar los Evangelios. Mientras repasaba las cosas increíbles que Jesús hizo y dijo para llevar a cabo nuestra gran salvación, también observé una serie de elementos que no utilizó y que son igualmente vitales para nuestra salvación:     Jesús no exigió hacer Su propia voluntad (Mateo 26:39).

No llamó legiones de ángeles para que lo rescataran (v. 53). No se defendió ni amenazó a Sus acusadores (27:12-14). No se salvó a sí mismo (Marcos 15:31). No bajó de la cruz (v. 32). No dejó de amar ni de salvar a los pecadores (Lucas 23:43).

Como Jesús podría haber hecho estas cosas, eso intensificó Su agonía y lo tentó aún más para que usara Su poder para beneficio propio. Pero no lo hizo. Por el contrario, utilizó Su poder para beneficiarnos a nosotros. Esto se describe en Hebreos 4:15 y 16, al decir que Jesús fue tentado así como nos sucede a nosotros... excepto que Él no pecó. Por esta razón, puede "compadecerse de nuestras debilidades" (v. 15). En consecuencia, podemos acercarnos con confianza a Su trono para "hallar gracia para el oportuno socorro" (v. 16).

Cualquiera que sea hoy tu necesidad, Jesús quiere que vayas y utilices plenamente ese privilegio.   Walter Chinchilla.

"Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien" (Romanos 8:28).

"Los que siembran con lágrimas, cosecharán entre gritos de alegría"Salmo 126:5
Elocuente, pero humilde Lectura: Hechos 18:24-28
[Dios] encaminará a los humildes por el juicio, y enseñará a los mansos su carrera. —Salmo 25:9
Admiro las personas que pueden comunicar sus creencias y persuadir a los demás con su retórica. Algunos lo llaman «labia» o «tener verso». Otros lo denominan «elocuencia».
Apolos tenía esa capacidad. Se nos dice que era «elocuente, poderoso en las Escrituras» (Hechos 18:24). Sin embargo, aunque enseñaba correctamente sobre Cristo, solo predicaba el bautismo de Juan, que era para arrepentimiento de los pecados (v. 25; 19:4).
Apolos conocía las enseñanzas de Jesús, pero tal vez no se había enterado de su muerte y resurrección ni de que el Espíritu Santo ya había venido (Hechos 2). Su enseñanza era incompleta porque no conocía sobre la llenura del Espíritu que capacita al creyente para la vida diaria.
Por eso, Priscila y Aquila, un matrimonio amigo de Pablo, invitaron a Apolos a su casa para corregirlo sobre lo que enseñaba. Aunque era sumamente instruido y conocía bien las Escrituras, aceptó humildemente las instrucciones de aquella pareja. Como resultado, pudo seguir con su ministerio, pero con un entendimiento renovado.
El Salmo 25:9 nos recuerda que Dios «encaminará a los humildes por el juicio, y enseñará a los mansos su carrera». Si somos humildes, Dios puede enseñarnos y utilizarnos para impactar la vida de otros.
—CHK
El verdadero poder es la humildad.

martes, 23 de octubre de 2012

«YA LOS HIJOS NO HACEN CASO»
por Carlos Rey


Una vez que cursó la primaria, Rey David Fernández Martínez se negó a seguir estudiando. No bien había cumplido los diecisiete años, ingresó en el mundo de las drogas por invitación de sus «cuates» del barrio Ley en la Colonia México de la ciudad de Veracruz.
A las ocho de la mañana del sábado 24 de junio de 2006, camino al trabajo que había conseguido con su primo, Rey David llevó a sus hermanitos José Luis y Óscar Josué a la fonda de antojitos donde su mamá, Joaquina Elena, vendía picadas por la mañana y mariscos al mediodía. A las cinco y media de la tarde, salió del trabajo con los ciento veinticinco pesos que le había pagado su primo, y compró cerveza en una tienda. Iba rumbo a su casa, para bañarse antes de salir esa noche con su novia Ibis. Pero no llegó hasta las siete y media, ya que en el camino se metió una «piedra» de cocaína con su amigo «El gusano», con el que tomó más cerveza un poco después, y luego los dos se encontraron con otros dos amigos, quienes los invitaron a tomarse otras cervezas.
Como a las ocho de la noche, salió con Ibis para escuchar al hermano de ella cantar en la plazuela del callejón de la Campana. Más tarde, en otra cantina entre las once y la medianoche, se metió otra «piedra» de cocaína con otro amigo de diecisiete años de edad. Volvió a encaminarse a su domicilio, pero una cuadra antes de llegar se detuvo en un lugar donde tomó más cerveza, ingirió tres de cinco pastillas psicotrópicas que le regaló un conocido apodado «El pirata» y, por si eso fuera poco, tomó más cerveza aún con otro de sus «cuates». A esas alturas se le había acabado el dinero, pero en lugar de buscar a quién atracar para tener con qué comprar más droga, como le proponía este último compañero de vicio, decidió buscar dinero en su casa.
Allí lo recibió su mamá entre la una y las dos de la madrugada. Era tal el estado de embriaguez del hijo que la disgustada mujer, según declaró Rey David, comenzó a regañarlo y le dio una bofetada. Ante esto, el drogado adolescente se encolerizó y, asestándole múltiples golpes con un tubo de plomería y decenas de planazos, tajos, y punzadas con un machete y un picahielo, mató brutalmente a la autora de sus días.
Acto seguido, el joven asesino sacó del monedero de su moribunda madre cuatrocientos pesos y su celular para ir a comprarse más «piedras» de cocaína y así poder seguir drogándose.
Algún tiempo después de ser arrestado, Rey David, con cara de niño a pesar de medir casi dos metros de altura, expresó: «Estoy arrepentido... ya no voy a volver a drogarme... quisiera salir de aquí... mis hermanitos se quedaron solos...»
La señora Natividad Rodríguez, residente de la misma colonia, comentó: «Ya se perdió el respeto a los padres, ya los hijos no hacen caso...»1
El comentario de aquella vecina nos recuerda este atinado consejo del sabio Salomón, que a todos nos conviene acatar:
El hijo sabio atiende a la corrección...
pero el insolente no hace caso...
Escucha, hijo mío...
Aférrate a la instrucción, no la dejes escapar....
No... vayas por el camino de los malvados....
Su pan es la maldad;
su vino, la violencia....
Porque al final acabarás por llorar...
Y dirás: «¡Cómo pude aborrecer la corrección!»2
Los Siervos son Fieles en las Cosas Pequeñaspor Rick Warren
“Si son fieles en las cosas pequeñas, serán fieles en las grandes; pero si son deshonestos en las cosas pequeñas, no actuarán con honradez en las responsabilidades más grandes.” (Lucas 16:10 NTV)  Los Siervos hacen todas las tareas con la misma dedicación. Cualquier cosa que hagan, los siervos “lo hacen con todo su corazón.” (Colosenses 3:23)
El tamaño de la tarea es irrelevante. El único problema es ¿qué hay que hacer?
Nunca llegas a un estado en la vida donde eres demasiado importante como para ayudar con las tareas domésticas. Dios nunca te exime de lo mundano. Es una parte vital de su plan de formación del carácter. La Biblia dice, “Si alguien cree ser algo,  cuando en realidad no es nada, se engaña a sí mismo.” (Gálatas 6:3 NVI)
Es en estas pequeñas tareas u obras que crecemos como Cristo.
Jesús estaba especializado en las tareas serviles que todo el mundo trataba de evitar: lavar los pies, ayudar a los niños, preparar el desayuno, y servir a los leprosos. No había nada debajo de él, porque él vino a servir. No fue a pesar de su grandeza que hizo estas cosas, sino a causa de ello, y él espera que nosotros sigamos su ejemplo (Juan 13:15).
A menudo, las tareas pequeñas muestran un gran corazón. El corazón de siervo se revela en los actos pequeños que otros no piensan hacer, como cuando Pablo recogió leña para el fuego para calentar a todos después de un naufragio. (Hechos 28:3)
Él estaba tan exhausto como todos los demás, pero hizo lo que todos necesitaban. Ninguna tarea está por debajo de ti, cuando tienes un corazón de siervo.
A menudo, las grandes oportunidades se disfrazan de pequeñas tareas. Las pequeñas cosas de la vida determinan las grandes cosas. No busques hacer las tareas grandes para Dios. Sólo haz las cosas que no son muy grandes, y Dios te asignará lo que quiere que hagas.
Siempre habrá más personas dispuestas a hacer "grandes" cosas para Dios, que personas que estén dispuestas a hacer cosas pequeñas. La carrera para ser un líder está llena de personas, pero el campo está abierto para aquellos que estén dispuestos a ser siervos.
Algunas veces sirves a aquellos que tienen autoridad, y otras veces sirves a aquellos que están en necesidad. De cualquier manera, desarrollas un corazón de siervo cuando estás dispuesto a hacer todo lo necesario.
¿Qué crees que significa ser un “siervo líder”?
 ¿Estás preparado para hacer tareas domésticas y servir a las personas, incluso cuando tus esfuerzos no pueden ser vistos por cualquier persona? ¿Qué es lo bueno de hacer cosas que las personas nunca se enterarán que las hiciste?
Abandonado para Morir
¿Cómo se sentiría usted teniendo un accidente que le cueste la nariz, la mitad de su brazo derecho y todos los dedos de su mano izquierda? Supongo que sus pensamientos no serán muy positivos. Pero eso fue lo que ocurrió al Dr. Beck Weathers, y él ve esa pérdida como el acontecimiento determinante de su vida, el acontecimiento que cambió todo a su alrededor.

«¿Que si quisiera recuperar mis manos?», dijo en una entrevista que le hicieron en el programa «Evening News» de la CBS. «Por supuesto que sí. ¿Que si quisiera tener mis manos para volver a ser lo que fui antes? No».

¿Qué cosa podría llevar a alguien a preferir tan dramática incapacidad? La respuesta podemos encontrarla en el Monte Everest. Porque Beck Weathers fue uno de los que estaba en la cima de esa montaña durante el ahora famoso incidente de 1996 cuando una nevada segó la vida de doce personas.

Weathers tenía cuarenta y nueve años de edad cuando ascendió al Everest. Para ese tiempo, había sido un escalador de montañas durante diez años. Escalar era su pasión.
Weathers siempre dedica mucho tiempo a prepararse para el siguiente viaje. Antes del Everest, había escalado seis de las siete cumbres, las montañas más altas en los diferentes continentes. Y para cada ascenso se sometió a un agotador régimen de entrenamiento.

El 10 de mayo, cuando ascendía a la cumbre, se dio cuenta que tenía problemas. Algunos años antes se había sometido a una operación de queratotomía para corregir su visión. Mientras más ascendía en la montaña, la altitud hizo que sus lentes saltaran de sus ojos, lo que lo dejó prácticamente ciego.

En esas circunstancias, la decisión más sabía que podía tomar Weathers, era quedarse donde estaba y esperar y luego unirse al grupo cuando este viniera de vuelta de la cumbre. Pero pronto la difícil situación en que se encontraba fue superada por un cambio horrendo en las condiciones del tiempo. Una rara ventisca cubrió rápidamente la montaña haciendo que la temperatura bajara hasta unos cincuenta grados bajo cero y aumentando la velocidad del viento a setenta millas por hora. La tormenta obligó a cada uno a luchar por sobrevivir. En toda esta situación, Weathers quedó abandonado en la montaña. Pasaron las horas y cayó en un estado de coma hipotérmico.

Sus compañeros lo buscaron durante horas sin dar con él. El 11 de mayo, temprano en la mañana lo encontraron. Estaba cubierto con hielo y apenas respiraba. Supusieron que de un momento a otro moriría, de modo que lo dejaron donde estaba, volvieron al campamento y le avisaron por radio a su esposa que había muerto.

Nadie ha salido de un coma hipotérmico y ha sobrevivido, excepto Beck Weathers. De alguna manera él recuperó las fuerzas, se incorporó, buscó el camino y tambaleándose, llegó al campamento. Su chaqueta estaba abierta, su rostro estaba tan negro por las quemaduras que era difícil reconocerlo y su brazo derecho que había estado expuesto tenía un aspecto blanco mármol y estaba congelado en una buena parte.

Aun después de su milagroso retorno al campamento, nadie creía que Weathers sobreviviría. Pero él se mantuvo luchando. De regreso en su casa en Dallas recibió atención médica. Fue sometido a diez operaciones; le amputaron los dedos de su mano izquierda, le amputaron el brazo derecho a la altura del codo y le construyeron una nueva nariz usando piel de otras partes de su cuerpo.

Al final, Weathers tuvo que someterse a un proceso de aprendizaje radical. Él cree que cambió sus manos por algo mucho más valioso: lecciones sobre él mismo, sus valores y su vida. Él confiesa:   Probablemente sea la persona más feliz ahora, después de haber pasado por todo lo que me ha ocurrido. Tengo un juego diferente de prioridades. Uno nunca sabe quién es y qué es, sino hasta que ha sido realmente probado. Usted gana muchísimo más cuando el fracaso lo golpea que lo que pudiera enseñarle el éxito.

La actitud de Weathers refleja más que sólo gratitud por sobrevivir a una tragedia que pudo haberle causado la muerte. Él muestra su capacidad para aprender lo que le ha permitido cambiar su vida para bien. Al hacer del sufrimiento su mejor amigo, ha transformado sus fracasos en victoria.

La Vida tiene sufrimientos y la Biblia no los niega, pero sí nos asegura que Dios nos sostiene en la vida en medio de las pruebas.

Aunque pase por el valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque tú estás conmigo; Tú vara y Tu callado me infunden aliento.
Tú preparas mesa delante de mí en presencia de mis enemigos; has ungido mi cabeza con aceite; mi copa está rebosando.   Salmo 23:4,5.