martes, 21 de mayo de 2013

NUESTRO PAN DIARIO 21/05/2013 ¿Abandonado? Jamás Lectura: Isaías 49:13-16 … yo nunca me olvidaré de ti. He aquí que en las palmas de las manos te tengo esculpida… —Isaías 49:15-16 Hace años, mientras mi esposo y yo visitábamos el Museo Smithsoniano del Aire y el Espacio, en Washington, Estados Unidos, vimos que había un cochecito de bebé sin nadie cerca. Supusimos que los padres lo habían dejado allí y que estaban acarreando a su hijo en brazos, pero, cuando nos acercamos, había un bebé durmiendo. ¿Dónde estaban los padres… algún hermano… una niñera? Nos quedamos allí un rato antes de llamar a un empleado del museo. ¡Nadie aparecía para reclamar al precioso niño! La última vez que lo vimos, estaban llevándolo en su cochecito a un lugar seguro. Esa experiencia me hizo pensar en cómo será sentirse abandonado. Es una sensación tremenda que nadie se preocupe por uno; un sentimiento terriblemente doloroso. Pero aunque la gente nos abandone, el amor y la presencia de Dios están asegurados. Él promete que nunca nos dejará (Deuteronomio 31:8), que estará con nosotros dondequiera que vayamos, «todos los días, hasta el fin del mundo» (Mateo 28:20). El Señor nunca dejará de cumplir lo que les prometió a sus hijos. Aunque los demás nos hayan abandonado, podemos confiar en su promesa de que nada «nos separará del amor de Cristo» (Romanos 8:35-39). —CHK La confianza en la presencia de Dios es nuestro consuelo.

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