viernes, 7 de diciembre de 2012

La Vida es Dura así que Puedes Crecer
por Rick Warren
“Desháganse de… su antigua manera de vivir… en cambio, dejen que el Espíritu les renueve los pensamientos y las actitudes. Pónganse la nueva naturaleza, creada para ser a la semejanza de Dios.” (Efesios 4:22-24 NTV)
Muchas religiones y las filosofías de Nueva Era promueven la vieja mentira que nosotros somos divinos o que podemos convertirnos en dioses. Déjame ser totalmente claro: nunca llegarás a ser Dios o incluso un dios.
Esa mentira orgullosa es la tentación más antigua de Satanás. Satanás le prometió a Adán y Eva que si seguían su consejo, "llegarán a ser como Dios" (Génesis 3:5 NVI).
 
Este deseo de ser un dios aparece cada vez que intentamos controlar nuestras circunstancias, nuestro futuro, y las personas que nos rodean. Pero como criaturas, nunca seremos el Creador. Dios no quiere que te conviertas en un dios, él quiere que seas santo, asumiendo sus valores, actitudes y carácter. Se supone que debemos "asumir una nueva forma de vida – un estilo de vida dada por Dios, una vida renovada desde el interior y al trabajar en nuestra conducta es como Dios producirá su carácter en ti" (Efesios 4:22-24).
 
El objetivo final de Dios para tu vida en la Tierra no es tu comodidad, sino el desarrollo de tu carácter. Él quiere que crezcas espiritualmente y llegues a ser como Cristo. Llegar a ser como Cristo no significa perder tu personalidad o convertirte en un clon descerebrado. Dios creó tu singularidad, así que ciertamente no quiere destruirla. La semejanza de Cristo tiene que ver con la transformación de tu carácter, no de tu personalidad.
Dios quiere que desarrolles el carácter que se describe en las Bienaventuranzas de Jesús, el fruto del Espíritu, un gran capítulo de Pablo que habla sobre el amor, y la lista de Pedro de las características de una vida útil y productiva (Mateo 5:1-12; Gálatas 5:22-23; 1 Corintios 13; 2 Pedro 1:5-8).
Cada vez que se te olvide que el carácter es uno de los propósitos de Dios para tu vida, te sentirás frustrado por las circunstancias. Te preguntarás, "¿Por qué me está pasando esto a mí? ¿Por qué estoy teniendo un momento difícil?" ¡Una respuesta a esto, es que la vida se supone que es difícil! Eso es lo que nos permite crecer. Recuerda: ¡La Tierra no es el Cielo!
Muchos Cristianos malinterpretan la promesa de Jesús de la “vida abundante” (Juan 10:10) que significa una salud perfecta, un cómodo estilo de vida, una constante felicidad, total realización de tus sueños, y un alivio inmediato de los problemas a través de la fe y la oración.
En una palabra, ellos esperan que la vida Cristiana sea fácil. Ellos esperan el Cielo en la Tierra.
Esta perspectiva egocéntrica trata a Dios como un genio que simplemente existe para servirte a ti en tu búsqueda egoísta de satisfacción personal. Pero Dios no es tu sirviente, y si te enamoras de la idea de que la vida se supone que debe ser fácil llegarás a estar desilusionado o vas a vivir en la negación de la realidad.
¡Nunca olvides que la vida no se trata de ti! Existes para los propósitos de Dios y no al revés. ¿Por qué habría Dios de darnos el Cielo en la Tierra, cuando esto está previsto para ti en la eternidad? Dios nos da nuestro tiempo en la Tierra para construir y fortalecer nuestro carácter para el Cielo.
  1. ¿De qué forma has estado tratando de controlar tus circunstancias o las personas que te rodean?
 
¿De qué forma estás viviendo la "vida abundante", la que Jesús vino a la Tierra a darte (Juan 10:10)?

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