lunes, 31 de diciembre de 2012

El Pensamiento Final

NUESTRO PAN DIARIO
31/12/2012
El pensamiento final
Lectura: Salmo 39:4-13
Hazme saber, Señor, mi fin, y cuánta sea la medida de mis días; sepa yo cuán frágil soy. —Salmo 39:4
Cuando pensamos en el Año Nuevo con sus planes y resoluciones, las voces de hombres santos del pasado nos instan a considerar algo que preferimos ignorar: nuestra muerte.
Tomás de Kempis (1379-1471) escribió: «Bienaventurado aquel que siempre considera la hora de su muerte y diariamente se prepara para morir». Y Francois Fénelon (1651-1715) señaló: «Nunca podremos deplorar bastante la ceguera de los hombres que no quieren pensar en la muerte y que dejan de lado una cuestión inevitable en la que felizmente podríamos pensar con frecuencia. La muerte solo perturba a los carnales».
Estos hombres no se referían a una preocupación excesiva por la muerte, sino a un enfoque dinámico frente a la vida. Como el salmista David, debemos orar: «Hazme saber, Señor, mi fin, y cuánta sea la medida de mis días; sepa yo cuán frágil soy. […] ciertamente es completa vanidad todo hombre que vive» (Salmo 39:4-5). David habla de aquellos que trabajan en vano y que acumulan riquezas sin saber quién las recibirá (v. 6). Concluye afirmando que su esperanza está en Dios, que es el único que puede guardarlo de la rebeldía espiritual y del desastre (vv. 7-8).
Cuando ponemos nuestra esperanza en el Señor, vale la pena considerar la brevedad de nuestra vida en este mundo… cada día.
—DCM
Pensar en la certeza de la muerte puede cambiar la dinámica de la vida.

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