martes, 6 de noviembre de 2012

El romance

Lectura: Rut 3:1-11
… Le ha nacido un hijo a Noemí; y lo llamaron Obed. Este es padre de Isaí, padre de David. —Rut 4:17
En los tiempos bíblicos, las viudas solían vivir en la pobreza. Rut y su suegra Noemí enfrentaron esa situación después de la muerte de sus respectivos esposos. Pero Dios tenía un plan para brindarles seguridad, que además, incluía a Rut como parte vital de un diseño mucho más importante.
Booz, un acaudalado terrateniente, conocía y admiraba a esta mujer (Rut 2:5-12), pero una noche, se sorprendió cuando, al despertarse, la vio acostada junto a sus pies (3:8). Rut le pidió que extendiera su manto sobre ella para indicar que por ser un familiar cercano, estaba dispuesto a ser su «pariente que [la podía] redimir» (v. 9 nvi). No solo le pedía protección, sino que se casara con ella. Y él estuvo de acuerdo (vv. 11-13; 4:13).
¡Qué lejos de ser una típica historia romántica! Sin embargo, ¡la decisión de Rut de seguir las instrucciones de Noemí (3:3-6) desencadenaron una serie de acontecimientos que la incluyeron en el plan divino de redención! De aquel matrimonio nació un hijo, Obed, el futuro abuelo del rey David (4:17). Después de varias generaciones, José nació de aquel linaje y se convirtió en el «padre legal» del hijo de María (Mateo 1:16-17; Lucas 2:4-5): Jesús, nuestro Pariente Redentor.
Rut confió en Dios y obedeció las indicaciones de Noemí, aunque desconocía el desenlace. Nosotros también podemos confiar en que el Señor se ocupará de nosotros cuando la vida sea incierta.
—CHK
El temor obstaculiza la fe, pero la confianza genera tranquilidad.

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