viernes, 12 de octubre de 2012

Dios Cubre tus Fallas con Su Amor Perfecto
por Jon Walker
“La Palabra se hizo hombre y vino a vivir entre nosotros. Estaba lleno de fidelidad y amor inagotable. Y hemos visto su gloria, la gloria del único Hijo del Padre.” Juan 1:14 (NTV)
El amor de Dios es íntimo y personal. Él llegó cerca en Cristo, y eso significa que no podemos ocultar nuestras imperfecciones y defectos de Él. De todas formas Él lo sabe todo.
Este modelo de Dios significa que tenemos que amarnos unos a otros íntima y personalmente, mirando más allá de las faltas y las debilidades de los otros, al ver la obra de Dios en cada uno de nosotros, sabiendo que tenemos debilidades y defectos, pero que Dios está también activo en nuestras vidas.
Cuando sabemos y creemos que Dios está decidido a amarnos pase lo que pase, podemos dejar de estar preocupados por nuestras faltas y mirar a Cristo en vez de mirar nuestros miedos (romanos 12:2). Cuando no creemos que Dios nos ama pase lo que pase, tratamos de poner máscaras que nos hacen parecer perfectos a fin de esconder nuestras faltas. Cuando tratamos de escondernos detrás de máscaras, debilitamos el plan de Dios que vivimos juntos en comunidades transparentes, amorosas, como los grupos pequeños.
La realidad es que el amor de Dios es perfecto, y Él quiere cubrir nuestras faltas con Jesucristo.
Dios va más allá de simplemente diagnosticar nuestros problemas o juzgar nuestras fallas (Salmo 103:10 ); en su lugar, Él pasa adelante para ocuparse de las áreas de nuestras vidas que están destrozadas:
En nuestro vacío, Él trae plenitud y realización (Colosenses 2:9-10).
En nuestra escasez, Él trae provisión (Filipenses 4:19).
En nuestra muerte, Él trae vida (Efesios 2:1, 5).
En nuestra separación, Él trae reconciliación (Romanos 5:10-11).
En nuestro amor imperfecto, Él trae amor perfecto (1 Juan 4:10).
Cuanto más somos conscientes del amor de Dios, nos convertimos menos conscientes de sí mismos. Gastamos menos tiempo y energía tratando de parecer perfectos y de tener una vida donde todo es exactamente como queremos que sea, sino que invertimos más tiempo y energía en vernos a nosotros mismos en otras personas, quienes, junto con nosotros, formamos una comunidad imperfecta , pero impregnada del amor de Dios.

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